Vamos a iniciar este día conociendo una historia de dos mundos, en realidad no es que fueran dos mundos, como dos planetas, sino dos lugares en el mundo que no se conocían, que uno y otro se habían desarrollado sin imaginarse que los otros existían.
Por un lado tenemos a los grupos indígenas de Mesoamérica, un lugar hermoso, pleno de recursos naturales, donde convivían asentamientos humanos llamados señoríos, los cuales dependían de un pueblo guerrero y opresor: los aztecas, a los cuales tenían que pagar tributo, y que era el gobernante de todos ellos.
Imaginen ahora al otro lado del mar un mundo donde la gente ya usa ropa, conoce las armas de fuego, los barcos, descubrimientos científicos y su vida se desarrollaba en ciudades más “civilizadas”.
El histórico encuentro se da cuando los navegantes buscando nuevas rutas encuentran estas tierras, confundiéndolas con las indias inicia el intercambio entre ambos grupos deslumbrados, unos por la riqueza otros por la apariencia.
Los visitantes se van acercando cada vez más a la ciudad capital México-Tenochtitlán, son recibidos como invitados hasta que una noche en ausencia de Cortes, su capitán, atacan y asesinan a sacerdotes y guerreros que celebraban una fiesta de manera brutal. Imagínense, que en medio de una fiesta, totalmente desprevenidos alguien venga y te ataque con espadas, de forma sangrienta y ventajosa.
Los aztecas se defendieron y esa noche vencieron a los españoles, Cortes, huyo y lloró en un árbol, a eso se le llama “La Noche Triste”. Este evento fué inició de una lucha que duró como un año, al ejército español se le unieron los tlaxcaltecas y totonacos y así pudo regresar a vengarse y vencer, aunque también lo ayudó que los españoles nos contagiaron viruela, una enfermedad que no conocíamos y acabo con mucha gente, la conquistan se consolidó en 1521 cuando México-Tenochtitlán se convirtió en la Nueva España, una colonia de España y con eso inicia una nueva forma de vida.
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